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miércoles, 19 de enero de 2011

¡Más madera!


Ahora resulta que nos sobra el dinero. Justo ahora, recién empezado el 2011, cuando nuestros líderes habían anunciado a bombo y platillo el presupuesto más austero de la Historia de esta, nuestra España -o lo que queda de ella-, va y se les ocurre contratar a una serie de intérpretes que se encargarán de traducir, en el Senado, del español al español. Casi nada.

Vaya por delante que un servidor no comparte filas con esa panda de exaltados que abogan ahora por volver al año 77 y debatir de nuevo si la Constitución que tenemos tiene la manga muy ancha o no, pero los tiempos que corren -y los que se avecinan aún menos-, no son precisamente de lo mejorcito desde que la Magna se aprobó. Y es que esta misma Constitución que reconoce todas las lenguas habidas (el por haber ya será otra cosa), en nuestra península ibérica, es la misma que establece la obligatoriedad de todos los españolitos, sea cual sea el reino o nación al que su espíritu pertenezca, de conocer el castellano. Y, no sé ustedes, pero yo nunca he conocido a un compatriota que no sea capaz de entender la lengua de Pérez-Reverte. O de Zapatero, que es la misma.

A mí me parece muy bien eso de la pluralidad cultural, sólo faltaría. Y también está de fábula que se represente a cada Comunidad Autónoma en la lengua que allí se habla, cuando más si es en el Senado, que nació con vocación de atender las necesidades de las diecisiete comunidades y las dos ciudades autónomas. Pero es que las necesidades de hoy son precisamente las opuestas, las de reducir gastos, las de ahorrar. Y no las de tirar pasta que no es suya al fuego, como si los euros fueran leños, que es que parece que nos gobierne el mismísimo Groucho Marx, pidiendo más madera para huir hacia adelante, aunque se queme así el tren en el que viajamos todos.

Según algún diputado y algún medio de comunicación (no sé de cuál me fío menos), el show diario del Senado nos cuesta unos doce mil del ala, un par de kilitos de los de siempre. Si tenemos en cuenta que el circo de la Cámara Alta -porque está arriba, no se crean que por importante-, ofrece un par de funciones por semana, eso son veinticuatro mil eurazos semanales, siempre que a algún vascuence, gallego o catalán como uno mismo no le dé por pasearse en su dialéctica por los cerros de Úbeda, que eso encarecería el numerito. Pero como esos cerros están en Jaén y allí no se reconoce, que sí conoce, dialecto oficial alguno, no habrá de qué preocuparse, digo yo.

En fin, más madera, oiga, más madera!!

1 comentario:

  1. Ahora hubiera sido el momento de eliminar el senado y no de invertir en él. Cómo tu bien dices hay que recortar y aumentando los gastos de cada sesión y traducciones documentales no creo yo que estemos recortando precisamente... Con un Congreso y las pagas vitalícias ya es suficiente. No necesitamos traductores, embajadas autonómicas y demás instituciones que en tiempos de bonanza no daríamos importancia, pero que ahora son un agujero que hay que tapar lo más rapido posible.

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