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martes, 21 de diciembre de 2010

Solidaridad a punta de pistola


Les voy a contar un suceso ocurrido en una céntrica ciudad catalana, hoy tan gris como tantas otras, en la que sus policías locales han decidido tomar medidas –cuando menos, curiosas- como reacción al cabreo, perdón, la indignación que de ellos se apodera después de que los políticos de turno -los mismos que fueron derrocados en Catalunya hace cuatro días-, hayan decidido que son los trabajadores municipales los que deben financiar mensualmente y con sus nóminas las faraónicamente inútiles obras municipales,  los vanagloriados kilómetros de un desierto carril bici, el asfaltado y los reasfaltados de calles y paseos, las misteriosas rotondas que, sin saber por qué extraño motivo, es necesario ensanchar y reducir según haya luna nueva o cuarto creciente o la construcción de un tercer pabellón polideportivo en apenas cien metros…
 
Y así unos cuantos más productos de este desgobierno, oigan. De éste y de aquel, por cierto. De los que han pensado que son los trabajadores más desfavorecidos los que han de pagar el pato. Debe ser cosa nueva en las izquierdas, eso de hacer pringar a los que pasan frío en invierno y calor en verano, que son funcionarios pero no oficinistas, no lo olviden. Y no estoy hablando del famoso cinco por ciento, que también, sino de curritos poco más que mileuristas a los que se les han inflado las narices después de que el Sr. Alcalde haya concluido que, en aras del interés general, los policías van a dejar de cobrar la friolera de 300 eurazos menos, ahí es nada. Y los de mantenimiento, pues otro tanto. Y las limpiadoras, pues que también. Luego se les dice que el regidor fulano y el consejero mengano también lo están pasando mal y se les pide un poquito de consideración para con el político, pobrecito. Que por mucho que se haya bajado el sueldo sigue subiendo de los tresmiles, pero a él no se le puede comparar con una limpiadora, ni con un policía, dónde va usted a parar. No es extraño que estos currantes con pistola hayan decidido mover ficha. Y de qué manera.

Pero no se me alarmen aunque Real Decreto obligue, que en esa ciudad nadie ha planteado cerrar el tráfico aéreo cruzando un par de coches patrulla, ni se me hagan ilusiones, que la mayoría de estos policías son rechonchos y calvos y no están por la tarea de lucir palmito en un calendario de 2011, porque lo único que se les ha ocurrido, ya que ni siquiera tienen derecho a huelga y se les obliga a trabajar por decreto cuando se celebra un evento tal como la cabalgata de reyes, es donar al banco de alimentos de su ciudad el dinero que se les pague por ese servicio. Y todos, oigan. Así que frente a la falta de reconocimiento y el menosprecio que sus máximos y electos responsables les han brindado, estos guardias les devuelven  su trabajo de gratis no sea que a algún iluminado se le ocurra militarizar las calles el 5 de enero para garantizar el derecho de los niños a la cabalgata. Y ahora, si quieren, critiquen, que algún chiquillo ya lo agradecerá.

2 comentarios:

  1. Me alegra ver que por fin hay gente que le llama a las cosas por su nombre. Te has ganado un enlace en mi blog.

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  2. Magistralmente expuesto, y cuando lo que se dice es la más pura verdad, poco más se puede añadir, salvo que la sociedad de este país está tan anestesiada, tan aborregada, que cuesta ver el sol tras las nubes.

    La falta de apoyo y la crítica gratuita y despiadada de esa sociedad a la que servimos es una espinita que llevaré mucho tiempo y muy adentro, como unos cuantos que, más que por mandato constitucional, vestimos de azul por vocación.

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